Automatización de la verificación de identidad
La verificación de identidad digital es una evolución cada vez más común de la verificación de identidad estándar en el proceso de solicitud de alquiler. En lugar de simplemente enviar por correo electrónico una copia escaneada de un pasaporte, los solicitantes son dirigidos a un servicio en línea de terceros. Este servicio utiliza tecnología para proporcionar un nivel más alto de aseguramiento de la identidad. El proceso normalmente implica usar un teléfono inteligente o una cámara web para:
- Tomar una foto de alta calidad de un documento de identidad emitido por el gobierno (pasaporte, tarjeta de identidad).
- Tomar una 'selfie' o un breve video del rostro.
El servicio utiliza OCR (Reconocimiento óptico de caracteres) para extraer los datos del documento de identidad y un análisis biométrico para comparar la foto en el documento con la selfie, confirmando una prueba de vida y una coincidencia. Este es el mismo tipo de tecnología que utilizan los bancos digitales modernos para abrir una cuenta. Para las agencias de alquiler, se presenta como una forma más segura y eficiente de combatir el fraude.
Seguridad, ¿a qué costo para la privacidad?
Aunque este proceso puede ser más seguro frente a la interceptación de correos electrónicos, plantea un nuevo conjunto de serias preocupaciones de privacidad para los inquilinos. Este método requiere que compartas tu documento de identidad sin desvelar y tus datos biométricos faciales no solo con el agente de alquiler, sino con una empresa tecnológica privada, a menudo internacional, cuyas prácticas de seguridad de datos son una caja negra completa. Un inquilino debería ser escéptico y plantear preguntas críticas. ¿Quién es este proveedor externo? ¿Dónde tiene su sede? ¿Cuánto tiempo almacenarán mis datos biométricos y mi ID sin desvelar? ¿Cuáles son sus políticas de protección de datos? El proceso automatiza y deshumaniza aún más la solicitud, convirtiendo la identidad de un inquilino en un conjunto de puntos de datos que serán procesados por un algoritmo, todo bajo la apariencia de una mayor seguridad. Es otro caso en el que se espera que el inquilino asuma todo el riesgo de privacidad por la conveniencia del agente.



















