La trampa turística: Navegando las regulaciones de estancias cortas
El auge de plataformas como Airbnb ha transformado el turismo, pero también ha causado estragos en los mercados de vivienda de ciudades populares como Ámsterdam. En respuesta, los ayuntamientos han erigido una fortaleza de reglas y regulaciones alrededor de los alquileres de corta estancia para frenar sus efectos negativos en la disponibilidad de vivienda y la habitabilidad de los vecindarios. Lo que una vez se veía como una forma sencilla de ganar ingresos extra es ahora una actividad altamente regulada, donde un solo error puede resultar en multas que pueden alcanzar fácilmente decenas de miles de euros. Para cualquiera involucrado en el mercado de alquiler a largo plazo, es crucial entender estas reglas, ya que, casi universalmente, a los inquilinos se les prohíbe participar.
El modelo de Ámsterdam: una guía para el control
Ámsterdam ha estado a la vanguardia de regular los alquileres de corta estancia, y sus reglas sirven como modelo para otras ciudades. Si un propietario desea alquilar ocasionalmente su residencia principal a turistas, debe adherirse a un conjunto estricto de condiciones:
- Registro y Permiso: Primero debe obtener un número de registro del municipio y, en muchos casos, un permiso específico de alquiler turístico. Este número de registro debe mostrarse en cada anuncio en línea.
- Límite nocturno: Solo se le permite alquilar su vivienda completa por un máximo de 30 noches por año calendario.
- Obligación de reporte: Antes de que comience cada periodo de alquiler, debe informar las fechas al sistema en línea del municipio.
- Permiso de la VvE: La Asociación de Propietarios (VvE) del edificio no debe prohibir los alquileres turísticos en sus reglamentos, lo que muchos ya hacen.
- Requisitos de seguridad: La propiedad debe cumplir con todas las normas de seguridad contra incendios.
La posición del inquilino: una prohibición clara
Para un inquilino con un contrato de alquiler regular, la situación es mucho más simple: no se le permite alquilar su apartamento en Airbnb. Hacerlo es un claro caso de subarriendo ilegal y una grave violación de su contrato de alquiler. Es una de las formas más rápidas de ser desalojado. Además, es probable que el contrato contenga una contundente cláusula de penalización (boetebeding) específicamente para esta violación, que los propietarios no dudarán en hacer cumplir. El riesgo de perder su casa y enfrentar una multa enorme supera con creces cualquier ingreso potencial de los alquileres de corta estancia.
Aplicación agresiva
Los municipios no son pasivos al hacer cumplir estas reglas. Cuentan con equipos dedicados de investigadores que escanean activamente plataformas como Airbnb y Booking.com para encontrar anuncios no registrados o no conformes. Cruzan referencias de datos y siguen pistas de los vecinos. Las multas por violaciones son deliberadamente punitivas para actuar como un fuerte disuasor. Por ejemplo, no tener un número de registro puede dar lugar a una multa de miles de euros, mientras que operar un alquiler sin los permisos adecuados puede conllevar multas superiores a 20.000 €.