El caso del inquilino que desaparece
Es una extraña situación para el arrendador: el inquilino ha dejado de pagar el alquiler, su correo se acumula y los vecinos no lo han visto en semanas. Parece haber desaparecido, dejando la propiedad y sus pertenencias atrás. Este escenario, conocido coloquialmente como abandonar la propiedad 'con el tambor silencioso' (met de stille trom vertrekken), podría parecer una luz verde para que el arrendador recupere su propiedad. Sin embargo, impulsado por una fuerte protección legal del derecho del inquilino a la paz en el hogar (huisvrede), la ley holandesa prohíbe la 'autoayuda' (self-help). Un arrendador que toma las cosas en sus propias manos enfrenta riesgos legales y financieros significativos.
El pecado capital: Cambiar las cerraduras
No importa cuán seguro esté el arrendador de que el inquilino ha abandonado la propiedad, nunca está legalmente autorizado a cambiar las cerraduras, entrar en la propiedad y desocupar las pertenencias del inquilino, o volver a alquilarla a otra persona por su propia iniciativa. Hacerlo es un delito. Si el inquilino apareciera de nuevo, podría demandar al arrendador por desalojo ilegal y acceso no autorizado a su hogar. Incluso un inquilino que lleva meses sin pagar el alquiler conserva sus derechos sobre la propiedad hasta que un juez haya rescindido formalmente el contrato de arrendamiento.
La única vía: El camino a través de los tribunales
El procedimiento correcto y único legal es que el arrendador acuda al kantonrechter (tribunal subdistrital). El arrendador debe iniciar un proceso legal para que el contrato de alquiler sea oficialmente rescindido y para obtener un orden de desalojo (ontruimingsvonnis). Para convencer al juez, el arrendador deberá aportar pruebas que indiquen fuertemente el abandono. Esto podría incluir:
- Pruebas de varios meses de alquiler impago.
- Testimonios de vecinos.
- Fotografías de buzones desbordados.
- Prueba de correo devuelto o servicios públicos desconectados.
Una vez convencido el juez, éste rescindirá el contrato y concederá la orden de desalojo. Esta orden debe ser ejecutada por un oficial de ejecución (deurwaarder), quien recuperará formalmente la posesión de la propiedad en nombre del arrendador.
Las secuelas: Pertenencias y deudas
Después de que el alguacil haya ejecutado oficialmente la desocupación, el arrendador debe manejar con cuidado las pertenencias dejadas atrás. Debe almacenarlas durante un periodo razonable, dando al antiguo inquilino la oportunidad de reclamarlas. El arrendador puede, por supuesto, intentar demandar al inquilino por los atrasos de alquiler y los costos legales incurridos, pero si el inquilino realmente ha desaparecido sin una dirección de reenvío, las probabilidades de recuperar esa deuda son mínimas.