Deber Absoluto del Propietario
En la división de responsabilidades de mantenimiento entre arrendador e inquilino en los Países Bajos, el techo es uno de los elementos más claros y no negociables. El mantenimiento, reparación y eventual reemplazo del techo y de todos sus componentes recaen de forma inequívoca y exclusiva en el arrendador (o la Asociación de Propietarios, VvE, en el caso de un edificio de apartamentos). Esto se considera mantenimiento mayor (mantenimiento mayor) de la más alta categoría, ya que el techo es una parte fundamental de la integridad estructural del edificio y de su capacidad para proteger a los residentes de los elementos. Esta responsabilidad cubre todo, desde reemplazar algunas tejas del techo rotas o deslizantes (dakpannen) y reparar las tapajuntas, hasta arreglar una fuga (fuga) en la cubierta de betún de un techo plano, o el reemplazo completo de un techo antiguo y desgastado. No hay circunstancias bajo las cuales esta responsabilidad pueda trasladarse legalmente al inquilino.
El deber de reportar y las consecuencias de la negligencia
Aunque el arrendador debe realizar las reparaciones, el inquilino tiene una responsabilidad crucial propia: el deber de reportar. En cuanto un inquilino detecta un problema, como una mancha de agua en el techo o una filtración activa, debe informar al arrendador de inmediato. Esto es crucial porque oficialmente comienza a correr el plazo para que el arrendador actúe.
A pesar de la claridad de la ley, la negligencia del arrendador respecto a los problemas del techo es un problema común y serio. Debido a que las reparaciones del techo son costosas, los arrendadores pueden tardar en responder, esperando que el problema sea menor o que desaparezca. Esto es una apuesta arriesgada. Una pequeña filtración ignorada puede provocar rápidamente daños significativos dentro del apartamento, incluyendo yeso dañado, pudredumbre de la madera y el crecimiento de moho tóxico (moho), lo cual representa un grave riesgo para la salud. Si el arrendador no actúa a tiempo tras ser notificado, se vuelve responsable no solo por el costo de la reparación del techo en sí, sino también por el costo de reparar todos los daños internos causados por su negligencia. Para un inquilino que experimenta una fuga, la situación puede ser extremadamente estresante, potencialmente dejando partes de su hogar inhabitables mientras lucha por lograr que su arrendador cumpla con uno de sus deberes legales básicos.