Un impuesto sobre la estancia
Toeristenbelasting (tourist tax) es un impuesto municipal que cualquiera que proporcione alojamiento pagado en una ciudad —desde un hotel de cinco estrellas hasta una persona particular que alquila una habitación en Airbnb— debe cobrar a sus huéspedes. Este es el equivalente holandés de lo que a menudo se llama 'occupancy tax' o 'transient occupancy tax' en otros países. La persona que proporciona el alojamiento (el anfitrión o propietario) es responsable de recaudar este impuesto de sus huéspedes y remitirlo al municipio (gemeente). El impuesto está destinado a ayudar a la ciudad a cubrir los costos asociados con el turismo, como limpieza adicional, mantenimiento de infraestructuras y servicios públicos.
La cantidad del impuesto varía significativamente de un municipio a otro. Puede ser una cantidad fija por persona por noche, o, como es común en ciudades grandes como Ámsterdam, un porcentaje del costo total del alojamiento. Por ejemplo, en Ámsterdam, el impuesto turístico es un porcentaje significativo de la tarifa nocturna, convirtiéndolo en un componente importante del costo total de una estancia corta. El incumplimiento por parte de un anfitrión de cobrar, recaudar y pagar correctamente este impuesto puede dar lugar a multas y sanciones por parte de las autoridades fiscales municipales.
Relevancia para Propietarios e Inquilinos
Para un arrendamiento regular de larga duración donde el inquilino se registra en la dirección como residente (ingezetene), el impuesto turístico no se aplica. El impuesto es exclusivamente para no residentes (niet-ingezetenen) que se quedan una noche o más por una tarifa. El tema se vuelve crítico en el contexto de toeristische verhuur (alquileres vacacionales de corta duración). Un inquilino que subarrienda ilegalmente su apartamento a turistas no solo infringe su contrato de alquiler, sino que también está legalmente obligado a actuar como recaudador de impuestos para el municipio. Muchos subarrendatarios ilegales no están al tanto de esta obligación y, cuando son atrapados, pueden ser responsables no solo de multas relacionadas con el subarriendo ilegal, sino también de todo el impuesto turístico no recaudado que deberían haber pagado a la ciudad. Esto añade otra capa de riesgo financiero significativo a la ya peligrosa práctica de alquileres ilegales a corto plazo.