Un equilibrio entre la propiedad y la intimidad
Un punto común de tensión en la relación arrendador-inquilino gira en torno al acceso del arrendador a la propiedad alquilada. Mientras el arrendador conserva la propiedad, el inquilino, a través del contrato de alquiler, ha obtenido el derecho a woongenot (goce pacífico de la vivienda). Este derecho a ser dejado en paz y a la privacidad es una piedra angular del derecho de tenencia holandés. El derecho del arrendador a inspeccionar su propiedad no es absoluto; es un derecho limitado que debe equilibrarse con el derecho del inquilino a la privacidad.
Las normas de entrada
La ley holandesa es muy clara: un arrendador no puede entrar en la casa de un inquilino sin su permiso. No se le permite poseer una llave y usarla para entrar cuando quiera. El procedimiento adecuado es:
- Motivo Válido: El arrendador debe tener una razón legítima para solicitar el acceso, como realizar una reparación necesaria, planear un mantenimiento mayor o mostrar la propiedad a posibles nuevos inquilinos al final de un contrato de alquiler.
- Aviso Previo: El arrendador debe ponerse en contacto con el inquilino con suficiente antelación para proponer una visita.
- Acuerdo Mutuo: La visita debe realizarse en un momento que sea mutuamente conveniente para ambas partes. Un inquilino no está obligado a aceptar una hora que le cause una interrupción significativa, pero debe ser razonable al proporcionar una alternativa.
Una cláusula de 'inspección anual' en un contrato no es una carta en blanco para que el arrendador entre. Simplemente establece que tal solicitud podría hacerse, pero aún debe hacerse de forma razonable y con el consentimiento del inquilino. La única excepción a la regla de 'entrada sin permiso' es una emergencia extrema, como un incendio o una fuga de gas importante.


















