Tu hogar es tu castillo
Un derecho del inquilino a la privacidad y al disfrute tranquilo de su hogar (huurgenot) es una piedra angular de la ley de alquileres holandesa. Esto está reforzado por el derecho constitucional a la inviolabilidad del hogar (huisrecht). Un arrendador no tiene el derecho de entrar en el hogar de un inquilino cuando le plazca. En el momento en que un inquilino firma un contrato de alquiler y recibe las llaves, la propiedad se convierte en su dominio privado. Cualquier cláusula en un contrato de alquiler que otorgue al arrendador un derecho irrestricto a entrar es nula legalmente.
Mientras, el arrendador conserva la propiedad, pero ha transferido el derecho de uso y acceso al inquilino. Solo puede entrar a la propiedad por motivos específicos y legítimos y debe hacerlo de una manera que respete la privacidad del inquilino.
La regla del 'acuerdo'
A diferencia de algunos países, la ley holandesa no especifica un plazo de preaviso rígido para la entrada (p. ej., 24 o 48 horas obligatorias). En cambio, el sistema se basa en el principio de acuerdo mutuo (in overleg). El proceso debe ser:
- Solicitud del arrendador: El arrendador debe ponerse en contacto con el inquilino con una solicitud de entrada, indicando la razón (p. ej., inspección, reparación, visita) y proponiendo una fecha y hora.
- Respuesta del inquilino: Se espera que el inquilino coopere con solicitudes razonables. No puede, por ejemplo, negarse repetidamente al acceso para una reparación urgente y necesaria. Sin embargo, el inquilino no está obligado a aceptar la primera propuesta del arrendador. Tiene el derecho de proponer una fecha u hora alternativa que le resulte más conveniente.
Esencialmente, el arrendador debe obtener el permiso del inquilino para cada visita que no sea de emergencia. La entrada debe ser siempre a una hora razonable, no tarde en la noche ni un domingo por la mañana, a menos que se acuerde mutuamente.
Motivos válidos para la entrada y emergencias
Razones legítimas para que un arrendador solicite la entrada incluyen:
- Reparaciones y mantenimiento: Realizar las reparaciones necesarias que son responsabilidad del arrendador.
- Inspecciones: Realizar una inspección periódica del estado de la propiedad, aunque no debería ser excesivamente frecuente.
- Visitas: Hacia el final del contrato de alquiler, para mostrar la propiedad a posibles nuevos inquilinos o compradores. La frecuencia y el momento de estas visitas deben ser razonables para no molestar indebidamente al inquilino actual.
En una verdadera emergencia, como un incendio, una fuga de gas importante o una tubería de agua rota que está causando daños significativos, el arrendador tiene derecho a entrar de inmediato sin permiso previo para mitigar el daño. Sin embargo, esta excepción está reservada para situaciones genuinamente urgentes, no para asuntos de rutina.



















