Un cargo por una oportunidad
Una tarifa de solicitud es una suma de dinero exigida por un agente inmobiliario (agente inmobiliario) o por el arrendador meramente por el derecho a ser considerado como inquilino de una propiedad. Esta tarifa se presenta como un cargo por procesar la solicitud, realizar una verificación de antecedentes u otras tareas administrativas. Se paga por adelantado, antes de que se firme cualquier contrato de alquiler, y a menudo se enmarca como no reembolsable. Es crucial distinguir esto de pagos legítimos como un depósito de seguridad (fianza) o el primer mes de alquiler, que se pagan al firmar un contrato. La tarifa de solicitud es un cargo simplemente por entrar en la competición, sin garantía de siquiera ser considerado, y menos aún de ganar. En un mercado ferozmente competitivo donde decenas de personas compiten por un solo apartamento, tales tarifas pueden parecer un pequeño precio a pagar para abrirse paso. Sin embargo, esta práctica es una señal de alerta significativa y se basa en una interpretación legal dudosa de los servicios de agencia.
La ilegalidad de atender a dos amos
En la gran mayoría de los casos, cobrar una tarifa de solicitud a un inquilino potencial es ilegal en los Países Bajos. El principio legal en juego es la prohibición de que un agente 'sirva a dos amos'. La ley holandesa es clara: un agente inmobiliario que recibe comisión y es pagado por un arrendador para encontrar un inquilino no puede entonces cobrar también una tarifa al inquilino potencial por el mismo servicio. Ya que el agente ya está trabajando para el arrendador, sus servicios —incluida la búsqueda, la revisión y el procesamiento de los solicitantes— se realizan en nombre del arrendador. Cualquier intento de cobrar al inquilino por estos 'costes de administración' (costes de administración), 'costes de contrato' (costes de contrato), o 'tarifas de solicitud' (tarifas de solicitud) se considera ilegal. A pesar de esta claridad, la práctica persiste, especialmente con agencias que se dirigen a expatriados y estudiantes internacionales que pueden no conocer sus derechos. Agentes sin escrúpulos utilizarán nombres diferentes para la tarifa, esperando ocultar su verdadera naturaleza. Aunque legalmente es posible reclamar estas tarifas pagadas injustamente mediante acciones legales, muchos inquilinos optan por no hacerlo, temiendo que ello ponga en peligro sus posibilidades de asegurar la propiedad o que les hagan figurar en una lista negra. La tarifa de solicitud es un ejemplo clásico de cómo los propietarios y los agentes aprovechan la desesperación de los inquilinos durante una crisis de vivienda.