Protegiendo las Puertas de la Vivienda Social
El acceso al sector de vivienda social holandés no está abierto para todos; es un recurso cuidadosamente racionado reservado para aquellos que cumplen un perfil específico definido por la ley y la política local. Para garantizar que las viviendas escasas y asequibles se asignen a los grupos de ingresos bajos y medios a los que se dirige, las corporaciones de vivienda utilizan una serie de filtros. Estos criterios de elegibilidad, principalmente relacionados con los ingresos pero a veces también con la residencia, actúan como barreras rígidas. Aunque están diseñados para promover la equidad, también crean límites rígidos que pueden parecer arbitrarios y excluyentes, especialmente para aquellos cuyas situaciones financieras no se ajustan con precisión a las casillas del sistema.
El obstáculo financiero: 'Inkomensgrens' y 'Toetsingsinkomen'
El obstáculo más significativo es la inkomensgrens, un límite de ingresos determinado a nivel nacional. Para calificar para una vivienda de alquiler social, los ingresos anuales de un hogar deben situarse por debajo de este techo. La cifra exacta se actualiza cada año y varía para diferentes tipos de hogares (p. ej., personas solas frente a parejas o familias). El ingreso específico utilizado para esta prueba es el toetsingsinkomen (ingreso de evaluación). Este no es tu recibo mensual actual, sino el ingreso anual imponible combinado del hogar según lo registra oficialmente la Agencia Tributaria y Aduanas de los Países Bajos (Belastingdienst). Esta dependencia de datos fiscales históricos puede crear un desfase temporal, lo que significa que el toetsingsinkomen puede no reflejar con precisión la realidad financiera actual de un hogar, planteando problemas para aquellos que recientemente han perdido un empleo o experimentado una caída significativa de ingresos.
La preferencia local: 'Woonduurcriterium'
En algunas municipalidades, se puede aplicar otra capa de criterios: el woonduurcriterium, o criterio de duración de la residencia. Esta regla da prioridad a las personas que ya han vivido en esa ciudad o región específicas durante un número mínimo de años ininterrumpidos. Es una herramienta para dar precedencia a los candidatos 'locales' sobre los recién llegados. Aunque a veces se defiende como una forma de proteger los lazos comunitarios, este criterio es muy controvertido. Los críticos afirman que discrimina eficazmente a las personas que se mudan por trabajo, educación u otras razones, obstaculizando la movilidad laboral y creando barreras injustas para los extranjeros que intentan acceder al mercado de la vivienda.
El efecto del acantilado
La aplicación estricta de estos criterios genera lo que se conoce como un 'efecto de borde'. Un pequeño aumento salarial de apenas unos euros podría hacer que el toetsingsinkomen de un hogar supere el inkomensgrens, descalificándolos al instante de todo el sector de vivienda social. Esto los obligaría a mudarse al mucho más caro mercado de alquiler privado, donde las rentas pueden ser el doble o el triple de lo que habrían pagado por una vivienda social. Este binario implacable, ya sea que califiques o estés completamente por tu cuenta, es un punto importante de crítica, ya que no ofrece una transición gradual para los hogares cuyas rentas están aumentando pero aún están lejos de ser suficientes para competir en el mercado libre.