¿Una Distinción Sin Diferencia?
Históricamente, una woningbouwvereniging (housing association) se distinguía de una woningcorporatie (housing corporation) por su estructura legal. El primero era una verdadera asociación (vereniging) con miembros, normalmente sus inquilinos, que podrían teóricamente ejercer influencia democrática sobre la política de la organización a través de un consejo de miembros. El último solía ser, por lo general, una fundación (stichting), una estructura más jerárquica gestionada por una junta sin un cuerpo de miembros formal. Sin embargo, el objetivo de ambos era idéntico: desarrollar y gestionar vivienda asequible en interés público. A lo largo de las décadas, a través de fusiones, profesionalización y cambios en las leyes de vivienda, esta distinción se ha vuelto casi completamente académica. Hoy en día, los términos se utilizan indistintamente en el lenguaje cotidiano para referirse a las grandes organizaciones sin fines de lucro que dominan el sector de vivienda social.
Aunque la intención original de control por parte de los miembros dentro de una woningbouwvereniging era noble, su efectividad en la actualidad es muy cuestionable. La mera escala de estas entidades fusionadas, que a menudo gestionan decenas de miles de viviendas, hace que una democracia realmente liderada por los miembros sea una imposibilidad práctica. La gobernanza se ha profesionalizado, con juntas ejecutivas y de supervisión detentando el poder real. La participación de los inquilinos se canaliza ahora a través de estructuras más formalizadas y, a menudo, menos potentes, como comités de inquilinos o representación en una junta de supervisión. Un observador escéptico podría argumentar que el término vereniging ahora ofrece más una ilusión de la influencia de los inquilinos que una realidad tangible, ya que la dinámica operativa de ambas asociaciones y corporaciones es prácticamente indistinguible desde la perspectiva de un inquilino.
La Misión y el Mercado
Independientemente de su título formal, estas organizaciones son los principales vehículos para ejecutar la política de vivienda social holandesa. Se les asigna la DAEB, o 'Servicios de Interés Económico General', que incluye la construcción, el alquiler y el mantenimiento de propiedades para hogares de bajos ingresos con alquileres por debajo del umbral del sector regulado. Esta es su misión central definida legalmente. Sin embargo, también suelen poseer y gestionar una cartera de propiedades más caras en el 'sector libre' (vrije sector). Los ingresos de estas actividades comerciales están destinados a subvencionar sus operaciones de vivienda social, proporcionando un colchón financiero y financiación para nuevas construcciones o renovaciones a gran escala.
Este doble rol genera una tensión inherente. La woningbouwvereniging debe operar como un negocio para seguir siendo solvente, sin embargo está impulsada por una misión social que a menudo va en contra de los instintos puramente comerciales. Se espera que mantengan los alquileres bajos, inviertan fuertemente en mantenimiento y sostenibilidad, y construyan nuevas viviendas asequibles en un país con altos costos de construcción y escasez de suelo. Al mismo tiempo, se enfrentan a gravámenes y regulaciones gubernamentales que limitan su libertad financiera. Este acto de equilibrio significa que, si bien no son con fines de lucro, están lejos de ser no comerciales. Los inquilinos pueden encontrarlos comportándose mucho como cualquier otro gran arrendador burocrático, con procedimientos estandarizados y, a veces, respuestas lentas, un claro contraste con el ideal de pequeña escala y liderazgo comunitario que originalmente evocaba el término woningbouwvereniging.